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La enseñabilidad es
una característica derivada del estatuto epistemológico de cada ciencia o
disciplina referida a sus rasgos de racionalidad y de sintaxis, de contenido
teórico y experiencias, que distingue el abordaje de sus problemas y
condiciona específicamente la manera como cada disciplina puede o debe
enseñarse .
La reflexión fue hecha
por Rafael Flórez Ochoa, Consultor del Consejo Nacional de Acreditación
y del Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, en su
conferencia "Modelos Pedagógicos y Enseñabilidad de la Ciencias",
dictada en el marco del II Congreso Nacional de Educación.
Para Flórez
Ochoa, la enseñabilidad responde a la pregunta sobre por qué las matemáticas
requieren enseñarse de manera diferente a la historia.
Naturalmente, entender
por qué y cómo una ciencia requiere de una enseñanza particular no es la
solución todavía de los problemas pedagógico-didácticos sin la cual la
enseñanza no puede realizarse. El diseño didáctico para una materia
específica requiere fundamentarse en al menos tres dominios de conocimiento
imprescindibles: condiciones de enseñabilidad de cada disciplina; enfoque o
teoría pedagógica que inspirará el proceso y la identificación y
descripción de las condiciones sico-socio-culturales que enmarcan la
mentalidad del alumno respecto de su aprendizaje de la materia y su formación
Ninguno de estos
tres dominios de conocimiento puede confundirse con el otro, ni puede ser
ignorado por el maestro cuando se propone diseñar didácticamente la enseñanza
de una disciplina o saber particular con miras a la formación de sus
alumnos. Igualmente destacó Flórez Ochoa, que no habrá enseñanza
verdaderamente formativa si el profesor experto en una disciplina no se ocupa
y reflexiona al menos intuitivamente sobre qué se propone con su enseñanza,
cómo es que sus alumnos crecen y avanzan en su formación, cuáles serán las
reglas que presidan su relación con los alumnos, cuáles experiencias y
contenidos son más importantes para su desarrollo y con qué técnicas es mejor
enseñar cada contenido según su especificidad. He aquí el enfoque o dominio
pedagógico imprescindible para la buena enseñanza.
Y tampoco habrá
verdadera enseñanza mientras el profesor no se dirija a sus alumnos
concretos, mientras no se ocupe de ellos, de sus ideas previas sobre el tema
de la enseñanza, de sus expectativas de aprendizaje y de formación, de sus
experiencias previas, sus obstáculos y prejuicios epistemológicos
respecto de la materia, de sus intereses y motivaciones vitales, individuales,
sociales y profesionales. El profesor no enseña a entes abstractos sino a
personas individuales, el que aprende no es un sujeto universal, el
aprendizaje es concreto y subjetivo, y se subordina a cada acción mental
individual del alumno. Su reconocimiento configura un tercer dominio sobre
las condiciones de aprendizaje específicas del alumno que permitirían al
profesor planear y diseñar su estrategia didáctica.
La enseñabilidad de
una disciplina se deriva no sólo de las condiciones de comunicación que
regula la interacción entre los especialistas de la misma comunidad
científica sino sobre todo de las características propias de su rigor , de su
racionalidad, de su secuencia y su lógica interna, de las reglas que
constituyen la sintaxis de sus proposiciones, de sus grados y niveles de
epistemologización, de su lenguaje empírico, en fín, de todos aquellos rasgos
que caracterizan la disciplina y a la vez condicionan, matizan y sugieren el
orden, el énfasis, el abordaje y el contenido sustancial y prioritario que provocan
la curiosidad y el interés formativo del pedagogo desde la estructura
científica misma objeto de enseñanza. Por esto el pedagogo no podrá formular
una didáctica pertinente y específica mientras no domine la ciencia que
pretende enseñar.
Considera Flórez
Ochoa que luego de ser identificadas las condiciones de enseñabilidad
propias de una disciplina por parte del pedagogo (y a la vez experto en la
disciplina) él ejercerá su dominio pedagógico.
Rafael
Flórez deriva hermenéuticamente el concepto de modelos pedagógicos: afirma, son “categorías descriptivo – explicativas, auxiliares para la
estructuración teórica de la pedagogía”, que toman sentido solo
contextualizadas históricamente.
Cada modelo pedagògico
muestra la manera como se interelacionan los criterios META educativa, MÉTODO, RELACIÓN
MAESTRO-ALUMNO, caracterìsticas del DESARROLLO en el individuo y CONTENIDOS
curriculares, como se muestra en cada uno de los modelos.
Florez estudió los textos
de autores de corrientes pedagógicas consideradas por el contemporáneas,
identificó y definió la estructura pedagógica subyacente a cada una de ellas,
y a partir de un análisis hermenéutico, interrelacionando los parámetros: metas,
relación profesor- alumno, contenidos de aprendizaje, métodos y
procedimientos docentes y desarrollo cognoscitivo, clasifica los modelos
pedagógicos en: tradicional, conductista, romántico, desarrollista y socialista, cuyas
características se muestran a continuación.
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